BLANCA NIEVES
Autor original: Hermanos Grimm
Adaptado por Educrea
Había una vez, en un reino rodeado de bosques mágicos y montañas nevadas, una reina que mientras bordaba junto a la ventana vio caer tres copos de nieve. Al verlos tan delicados sobre el marco negro de ébano, deseó tener una hija con la piel blanca como la nieve, los labios rojos como una manzana y el cabello negro como la noche.
Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad: nació una niña hermosa a la que llamaron Blanca Nieves. Pero la alegría se volvió tristeza, porque la reina, al poco tiempo, partió al cielo. Con los años, el rey volvió a casarse con una mujer hermosa, pero muy vanidosa, que no podía soportar que alguien fuera más bella que ella.
La nueva reina tenía un espejo mágico, y cada día le preguntaba:
—Espejito, espejito encantado, ¿Quién es la más hermosa del reino?
Y el espejo siempre respondía:
—Tú, mi reina, eres la más hermosa.
Pero un día, cuando Blanca Nieves creció y floreció como una flor de primavera, el espejo respondió:
—Reina, eres muy hermosa, pero Blanca Nieves lo es mucho más.
La reina, al escuchar esto, sintió celos por primera vez, y decidió que no debía vivir en el castillo. Por lo que ordenó a un cazador que llevara a Blancanieves al bosque y la abandonara. Al llegar al bosque el hombre, conmovido por la dulzura de Blanca Nieves, le pidió que huyera lejos y se escondiera bien. Blanca Nieves, aunque asustada, confió en su corazón y corrió hasta perderse entre los sonidos del bosque hasta que encontró una casita diminuta escondida entre los árboles.
Era una casita muy particular. Todo era muy pequeño allí. En la mesa había colocados siete platitos, siete tenedores, siete cucharas, siete cuchillos y siete vasitos. Blancanieves estaba tan hambrienta que probó un bocado de cada plato y se sentó como pudo en una de las sillitas.
Estaba tan agotada que le entró sueño, entonces encontró una habitación con siete camitas y se acurrucó en una de ellas.
Cuando los dueños de las camas regresaron a casa —siete enanitos que trabajaban en una mina de cristales mágicos— se sorprendieron mucho.
—¡Alguien ha estado en nuestra casa! —exclamaron al notar que sus platos, vasos y sillas habían sido usados.
Al subir, encontraron a Blanca Nieves profundamente dormida. Al despertar, ella les contó lo que había vivido, y los enanitos, conmovidos por su historia y su dulzura, decidieron ayudarla. Le ofrecieron quedarse con ellos, siempre que vivieran juntos con respeto, cariño y colaboración. Blanca Nieves aceptó encantada, y desde ese día comenzó una nueva vida llena de amistad y magia en la pequeña casita del bosque.
Pero el espejo mágico no tardó en contarle a la reina que Blanca Nieves seguía viva e intento engañarla tres veces para hacerle daño. Primero disfrazada como una anciana vendedora, la reina intentó engañarla con un lazo encantado, luego con un peine mágico, pero los enanitos siempre llegaban a tiempo para ayudarla.
Y finalmente un día, la reina regresó disfrazada de anciana, esta vez con una manzana brillante. Cuando Blanca Nieves la mordió, cayó en un profundo sueño mágico. Los enanitos, tristes pero llenos de esperanza, la acostaron en una urna de cristal en lo alto de la montaña, donde las estrellas la cuidaban cada noche.
Mucho tiempo después, un joven príncipe que amaba la naturaleza y los cuentos escuchó hablar de la hermosa joven dormida y decidió ir en su búsqueda. Al verla, sintió una conexión muy especial, como si ya la conociera de sueños pasados. Se acercó con respeto y vio un pequeño trozo de manzana en sus labios, tomó un pañuelo limpio y, con mucho cuidado, lo retiró. En ese instante, Blanca Nieves abrió los ojos suavemente, como si despertara de un largo sueño encantado. Fue el gesto lleno de ternura y el amor sincero que brota del corazón puro del príncipe lo que despertó a Blanca Nieves.
El príncipe pidió a Blanca Nieves que lo acompañara a su reino, y ella aceptó con alegría, llevando consigo a los enanitos como parte de su nueva familia. La reina, al verse vencida por la bondad, se marchó lejos y nunca más se supo de ella.
Desde entonces, Blanca Nieves vivió feliz, rodeada de quienes la amaban por ser quien era: valiente, generosa y dulce.
🌟 Y así termina nuestra historia...
Porque lo más bello no está en el espejo, sino en el corazón de quien sabe amar, perdonar y ser auténtico.
💬 Preguntas para compartir entre padres e hijos:
1. ¿Qué es lo que más te gustó de la historia de Blanca Nieves?
2. ¿Qué crees que significa ser "hermoso por dentro"?
3. ¿Qué harías tú si un amigo se pierde o necesita ayuda?